Ciertamente me aburren los tópicos que nos colocan a los andaluces rascándonos la barriga delante de la tele un día y otro. Somos gente emprendedora, castigada y luchadora contra quienes nos humillaron generación, tras generación. No somos toreros, no bailamos flamenco antes de irnos a dormir, y no hablamos mal, es nuestro acento.
Tampoco nos apalancamos en la tasca, con el dominó y el vasito de vino, no somos todos agricultores, ni nos mantienen las peonadas. No vivimos todo el año pensando en la Semana Santa, ni todas las andaluzas son sirvientas en las casas de los médicos de familia.
Por eso me canso cuando veo a la gente en televisión cuando “imita” a un andaluz, porque siento vergüenza y asco de ese sujeto.
No sé por cuánto tiempo más tendremos que cargar con esta losa tan pesada de “lo pintoresco”, aún así, seguiré muy orgulloso de ser andaluz.