Me encantaría que visitaras también mi otro Blog; un espacio donde dejo mis fotografías; "EL MUNDO SE EQUIVOCA" (http://sequivoca.blogspot.com)
"HAY PERSONAS QUE MARCAN UN ANTES Y UN DESPUÉS, CONVIRTIENDO EN UN REGALO EL AHORA (Luis Bueno) - julio, 2020


jueves, 30 de abril de 2020

Miércoles. Día 47. Hámster

     El hámster giraba en la noria de su jaula impulsando con diminutas patitas el movimiento circular, infinito, de un cosmos efímero de apenas once centímetros de diámetro. Impulsaba pero no avanzaba y, al tiempo, disparaba sus latidos con el propósito de llegar a algún sitio sin saber que corría en una jaula dentro de una jaula. El hámster era tranquilo, roía frutos secos y miraba a través de las rejas, volteando la cabeza al compás de los movimientos de unos mofletes hinchados de virutas de pipas y granos de maíz frito. Desde fuera se podría decir que era un ser inferior, desde dentro, él veía la inmensidad.
 
     El hámster era tranquilo pero una mañana dejó la noria por un instante, aún a sabiendas de que era su único hogar. Aprendió a abrir la jaula. Ya había aprendido.
 
     Ahora cada cual que saque su propia conclusión.

     Salud para todos.

miércoles, 29 de abril de 2020

Martes. Día 46. Redondo

     Una vez pregunté a una amiga qué tal había pasado el día. "Redondo, amigo. Redondo" fue su respuesta mientras la cara delataba que debía haber disfrutado con cosas sencillas pero que le llenaron los pulmones de aire para continuar pedaleando en estas etapas de montaña que nos ha traído la primavera. Algo así me ocurrió a mi ayer, martes.
     Fui a donar sangre, de manera que caminé, pasé calor (mucho calor), pasé frío (aunque no demasiado), incluso me cayeron unas gotitas leves de lluvia de vuelta a casa. Me imaginé sonriendo al entrar al portal, con un gesto casi infantil, entre vencedor y disfrutón. Fui feliz durante unas horas y esa sensación de levedad se alargó hasta la noche.
 
     Y sí, sentí el aire entrando, desgarrando (pero con placentera sensación) el corrido desde mi boca a mis pulmones, ensanchándome a momentos y notándome poderoso para mi mismo. Unas horas fuera, en la calle, con Iván Ferreiro cantándome en una sesión privada vía auriculares y el cielo, cubierto de nubes, vacío de contaminación, cubriendo cada uno de mis pasos.
 
     No voy a exagerar, no lo pretendo tampoco. No fue el mejor día de mi vida, ese quizá esté por llegar, pero sí fue un día redondo.
 
     Salud para todos.    

martes, 28 de abril de 2020

Lunes. Día 45. Editar

     Edito fotos. Muchas. Unas mías y otras que me pasan para que las edite, como digo yo "para jugar". Para mi es una terea muy relajante perfilar un ojo, dar sombra a un cuerpo, suavizar una piel, esconder un fondo... Siempre lo hago con música que, dependiendo del momento va desde Quique González a Ludovico Einaudi, pasando por una lista muy molona que hice para mi amiga Ana hace unas semanas.
 
     El caso es que, mientras meto la cabeza en el monitor y voy poniendo y quitando efectos me escapo del mundo exterior, cada día más caótico y con más posibles interpretaciones. Los bandos se bifurcan y cada brote, a su vez, se subdivide. Se van perdiendo las ideas puras para tornarse en versiones y yo, en mi infinito desconocimiento, me pregunto si quitando saturación, añadiendo luminancia y mejorando los tonos no conseguiré mejorar el resultado; me planteo que, si estos archivos que me invaden por las redes llegan en formato RAW (en crudo, que se pueden editar), igual sean susceptibles de variarles la perspectiva, evitar las sombras y borrar la neblina que va dejando en cada reenvío. Me gustaría creer que si invierto los colores, perfilo los contrastes y dulcifico los blancos y negros de las señales que se mandan para herir intencionadamente a quien las reciba, el paso de los días pueda resultar más llevadero, menos agobiante, con más sensación de libertad.
 
    Es lo que tiene ser un soñador, un "buenista" como me dijeron una vez, que acepta todo lo que le llega pero que quiere aportar su granito de paciencia y delicadeza para ver si lo puede cambiar a un estado mejor. No siempre se consigue, pero cuando algo queda realmente bien, siempre hay una voz muy dentro de ti que te dice al oído "¡Boom!"
 
     Salud para todos.

lunes, 27 de abril de 2020

Domingo. Día 44. Diluvio.

     Hace un montón de años, a Dios se le inflaron los humos celestiales al ver que el ser humano, lo más top de su creación, se había vuelto del género tonto y confundía churras con merinas y libertad con libertinaje, de manera que ideó una broma pesada para que quedara en el recuerdo de los pobres mortales la lección de que no eran más que ínfimas partículas dentro del inmenso cosmos. Dicho y hecho, Dios cogió un montón de nubarrones y se dispuso a estrujarlos todos a la vez pero cayó en la cuenta de que podía ahogarse todo el mundo y entonces, lo que venía siendo La Creación famosa, se le iba a quedar en nada, así que buscó a un hombre que andaba con sandalias por el desierto, llamado Noe y le dijo que construyese un barco bien grande y metiese en él una pareja de cada especie animal y a su propia familia. Creo que el error estuvo aquí... en meter a la familia. Noe debía haber muerto tranquilo y solo en lo alto de una peña, eso sí, rodeado de palomas con olivos en el pico, dromedarios, caimanes o tucanes...yo qué sé, ¡¡¡pero sin gente!!!
 
     Ese diluvio salió mal por eso, por la gente. Desde luego, Dios en su inmensa sabiduría, a veces da la sensación de ser más hombre que mujer...no sé si me entiendes. Que lo hizo mal, ya está. Que se coló. Que tenía que haber metido a los bichos y decirle a Noe "y ahora a ti, por lo bien que lo has hecho te mando un flotador influencer con forma de flamenco", pero no meterlo en el barco... ¡por favor!
 
     Nos habríamos ahorrado escenas como las de ayer, domingo, cuando dieron cuartelillo a los padres para sacar de paseo a sus hijos menores de 14 años y parecían las calles el sambódromo en pleno carnaval, con el personal saltándose las normas propuestas (no todos, evidentemente, mucha gente también lo haría bien, pero esos no salen en las noticias).
 
     Ojalá en un mes no vuelvan los repuntes y tengamos que encerrarnos en casa otra temporada por las fantásticas maneras de comprender el respeto y la solidaridad de los que solo piensan que hay que salir a las calles ya, quizá no lo sepan pero hay muchas familias rotas por este virus y muchos sanitarios que han muerto, como para que ahora nos vayamos en tropel a tomar el sol al paseo marítimo.
 
     No es por nada, pero como esto siga así miraré al cielo de vez en cuando y si veo nubarrones muy negros pensaré que Dios está intentando subsanar su error.
 
     Salud para todos.

domingo, 26 de abril de 2020

Sábado. Día 43. Silencio

     Me llegó un mensaje en la media tarde de ayer, sábado, pidiendo que no aplaudiésemos a los sanitarios a las 8, que preferían un minuto de silencio en protesta por sus condiciones laborales, cosa que respeto pero que no cumplí porque yo no aplaudo sólo a los sanitarios, lo cual ya sabes porque te lo he dicho por aquí alguna vez. Pero no sé si fue ese mensaje, que se hizo viral o el aburrimiento de tantos días repitiendo la misma rutina, el caso es que ayer apenas se oyeron aplausos y eso, a mí, me dio mucha pena.
 
     Pensé en todos aquellos, del sector que sea, que se sienten arropados por gente que no conoce, que de manera anónima les dan su cariño. No es más que chocar con fuerza la palma de una mano con la otra, es algo mucho más grande. Pero cada vez se oyen menos, al menos en este barrio mío de gente de edad alta o poco sentimiento solidario o llámalo como quieras, casi no se oye nada. Silencio
 
     Creo que nos queda poco, al menos de este primer tramo de confinamiento, y si he aguantado 43 días, ¿no voy a aguantar un último tirón por todos los que se lo merecen? ¡Pues claro!
 
     Otra cosa no tendré organizada, pero a las 8, terraza.
 
     Salud para todos

sábado, 25 de abril de 2020

Viernes. Día 42. Vecina.

     La veía salir paseando a su perrita a cualquier hora del día o de la noche. Siempre muy abrigada, muy protegida, muy temerosa de cualquier asunto que escapara a su mente. "¡He visto en la parada del autobús a dos muchachas dándose un beso en la boca como si tal cosa!" y agachaba la cabeza en un gesto entre estupor y vergüenza, acelerando el paso por si esa maldad le fuese a atacar de alguna forma, "no sé a dónde vamos a llegar, cualquier día se nos cuelan en el portal".
 
     La perrita pasó a mejor vida pero mi vecina no dejó de zascandilear a un ritmo bastante alto para la edad que debe tener, digo yo que rondando los 80, hasta que un buen día le dijeron que no debía salir porque había un virus en la calle que podía ser letal. Desde entonces, sólo la veo a las ocho de la tarde cuando sale a aplaudir a su terraza, un par de plantas más arriba de la mía, en la torre de la derecha. Protegida, como siempre con su abrigo de paño marrón y una bufanda que aprieta con fuerza contra la boca, no sea que el bicho malo vuele por el aire hasta la tercera planta del edificio y le de por colarse en su cuerpo. Ella no aplaude, nos anima a los demás a que lo hagamos mediante un ritual de gestos incomprensibles con la mano que le queda libre, la cual agita azarosamente, como si nos estuviera lanzando una bendición vecinal... más o menos. Yo creo que es su forma de saludar pero como se le ve la boca, todo es un suponer.
 
     Parece curioso que yo piense esto, pero estoy deseando verla salir de nuevo a la calle, seguramente parapetada en algún trapo grueso aunque eso ocurra en verano, con ese caminar veloz, como cuando vas por la playa y la arena te quema las plantas de los pies, entrando y saliendo del portal con algún comentario hacia todo lo desconocido o nuevo que, para ella, evidentemente, será una amenaza.
 
     Salud para todos.

viernes, 24 de abril de 2020

Jueves. Día 41. Días

     Poco tengo que contar de la jornada de ayer, jueves.Un extraño sopor se quiso quedar conmigo todo el día y me tuvo durmiendo mañana y tarde con el consiguiente trastorno de cabeza, eso sí, me dejó el cuerpo la mar de a gusto. Tengo las tareas del cole hechas, las de la casa, también, ya es repulir sobre repulido y tampoco soy yo Don Limpio como para exigirme gastar una fregona semanal.

     Pero es que esto es así, igual que hay días intensos como para escribir seis blogs como este, como también hay días que pasan casi sin darse cuenta y casi sin pasar nada. Son como esos capítulos de relleno de Breaking Bad, el de la mosca, por ejemplo. Está en la serie y uno lo ve de principio a fin con máxima atención y cuando la serie termina te das cuenta de que, si te hubieras saltado ese episodio, no habría pasado nada. Tal cual el confinamiento.

     Pero eso es mi casa, fuera de ella, donde parece que el clima va cambiando ocurren muchas cosas a mucha gente, se sigue necesitando ayuda, debemos seguir en casa por mucho que haya quien piense que esto es un secuestro de algunos políticos (que le pregunten a los sanitarios de primera linea si es o no necesario el confinamiento) para evitar que este desastre vaya a más, tanto en lo humanitario como en lo social, que ahora se ve que no estaban tan distantes.

     Los días pasan y eso significa que, a la fuerza, quedan menos para volver a vernos.

     Salud para todos. 

     

jueves, 23 de abril de 2020

Miércoles. Día 40. Magia

     Sintiéndolo mucho, creo que se está perdiendo la magia en toda esta película de la que, según mis cuentas, se cumplen cuarenta días hoy, CUARENTA. Demasiada crispación, demasiadas opiniones, demasiados protagonistas y cada vez menos aplausos. Dicen que cuando el río va revuelto, los pescadores van a mansalva a por la captura y veo que algo así ocurre estos días. Se ve la luz al final del túnel y se perciben los codazos entre los de siempre para salir en la foto cuando todo esto acabe, que, según veo también, lo están viviendo como los que comienzan el sprint al final de la etapa llana. Llana para algunos porque para muchos, la etapa ha sido de altísima montaña.
 
     Una pena, se va acabando el sueño, es como el verano en el que habías puestos todas tus expectativas y al mirar el calendario ves que se está acabando agosto y todo sigue igual... pues eso, que pocas cosas van a cambiar. Y lo lamento, pero hay que seguir. La magia para los magos, a nosotros nos salva el mundo real tan cruel a veces, como onírico otras, pero sabiendo que lo onírico no dura más de cuarenta días.
 
     Salud para todos.

miércoles, 22 de abril de 2020

Martes. Día 39. Cuñadismo

     ¡Los niños a la calle!, al menos eso es lo que ha anunciado el Gobierno. Bueno, primero dijo que se podían llevar a los supermercados, a las farmacias y a los bancos, que es, como todo el mundo sabe, lo que más demandan estos pobres críos que están demostrando, en la mayoría de los casos, mucha más madurez que sus padres y mucho menos nivel de cuñadismo. Después, los gobernantes rectificaron (susto o muerte) y permitieron que, en lugar de llevarlos a esos sitios, se les podría sacar de paseo en, ya veremos, qué condiciones. Porque, la verdad es que tiene tarea que puedas sacar al perro y no puedas pasear a tu hijo... vamos, es la humilde opinión de este escribidor que no sabría cómo gestionar una situación como esta (al contrario que veinte millones de españoles que lo saben todo-todo-todo)
 
     Dicho lo cual, imagino que aquí tenemos ooooooooooootro tema más para dar carnaza a los desvividos por la política y sus borregos mientras, los que estamos en casa obedientemente confinados lo único que queremos es volver a la normalidad, sin restricciones ni horarios. A la normalidad de la vida diaria, me refiero, el cuñadismo y sus daños colaterales seguirán aquí por años sin término...
 
     Salud para todos.

martes, 21 de abril de 2020

Lunes. Día 38. Secundarios.

     Hoy vengo a hablarte de otros actores del confinamiento, de esos personajes secundarios en las escuelas, en los parques y en las fiestas infantiles. Los padres y madres de críos con algún tipo de discapacidad intelectual.
 
     Porque mi aplauso de las 8 de la tarde va para ellos también, pertenezcan o no a alguna de esas profesiones a las que mostramos nuestro agradecimiento desde las ventanas. Ellos también son héroes porque, si la vida con estos críos es una carrera de obstáculos, el confinamiento la ha convertido en muros casi infranqueables. Hablo de niños (y niñas, que no se enfade nadie...) que pueden presentar problemas en sus conductas, pueden agravar sus déficits (habla, motóricos, control de esfínteres, autocontrol emocional...), quizá no sean capaces de comprender el porqué de estar encerrados en casa, no puedan asistir a sus terapias complementarias (fisioterapia, logopedia, musicoterapia...), en muchos casos sus padres carecen de medios en sus casas para poder sobrellevar la continuación de la tarea de clase... Yo qué sé. Hablo de la necesidad de tener en cuenta el mérito de estos padres, tan olvidados por la sociedad y sobre todo por esos políticos de mierda que tenemos en este país que sólo saben desestabilizar para beneficio propio (y alentar a sus seguidores borregos) cuando deberían estar ahí para servir a los demás, aunque claro... para qué se van a preocupar de un niño con alguna discapacidad si no les va a votar, si son minoría, si a estos papás con ofrecerles plaza en un público para sus niños ya "tienen bastante".
 
     Hablo de ellos con conocimiento, desde la vivencia cercana, hablo porque ellos ya están cansados de intentar dejarse oír en un mundo donde a la "inversión justa" se le llama "gasto extra" y se les llenan las expectativas con promesas que duran poco o nada. Padres capaces de contarte su situación con una sonrisa aunque por dentro estén cuarteados, porque han descubierto el valor de la entrega al otro y no desean que nadie lo pase mal.
 
     A esos padres y esas madres, que no conocen el descanso, ni la recompensa, ni las vacaciones, algunos ni siquiera pueden emplear la expresión "proyectos de futuro", mi mayor respeto y admiración. A las 8 saldré a la terraza a romperme las manos por vosotros. Es mi forma de demostrar cuánto os admiro.
 
     Salud para todos.

lunes, 20 de abril de 2020

Domingo. Día 37. Astronautas.

     Las niñas nos han enseñado un nuevo juego de cartas que se juega con dos barajas. Si las cartas, por regla general y sea el juego que sea, se me suelen dar mal, imagínate llevar veinte cartas en esta mano que Dios me dio . Se me coge hasta el último tendón de los dedos... no abarco, no doy para tanto, mi mano es muy "porrúa", como decimos por aquí. Pero el caso es pasar la tarde lo mejor y más rápidamente posible y siempre alejados de cualquier foco informativo que nos tiene saturados los sentidos entre números y opiniones, por no hablar de los mensajes de WhatsApp.
 
     Pese a todo, ayer escuché la noticia de que habían llegado a la Tierra unos astronautas rusos desde la Estación Espacial Internacional. Los pobres, después de pasar un montón de meses entre paneles luminosos y comidas en formato gel ahora vuelven para enterarse de que no van a poder salir a la calle, que el CSKA de Moscú no podrá ganar la liga porque han cortado el fútbol en (casi) todo el mundo, que el vodka se lo van a tener que beber en casa y que las vacaciones de verano previstas para Benidorm se aplazan, al menos un año.
 
     Ahora les quedan tres opciones; estar pendiente a los telediarios, jugar a las cartas o cantar el Resistiré en las ventanas así que voy a ir mandándoles la traducción en ruso de las instrucciones que nos dieron las niñas ayer para que pasen su confinamiento terrestre sin tener la cabeza en la Luna.
 
     Salud para todos.

domingo, 19 de abril de 2020

Sábado. Día 36. Percatar

     Ayer fue sábado, pero vamos, como si fuera Año Nuevo, el nombre del día da igual. El caso es que afronté la jornada habiendo dormido más que nunca en esta cuarentena, lo que me dejó la cara hinchada y los ojos achinados más tiempo del habitual.

     Soy consciente de que esta organización horaria, a modo de agenda, que nos hemos planteado está funcionando, afortunadamente, y que apenas quedan huecos para algún pensamiento fuera de lugar, lo cual ayuda a que los días pasen de una forma tan rápida que vayas poniendo cruces y más cruces en el calendario casi sin percatarte. Me encanta el verbo "percatar" y más en su forma reflexiva. No sé, pedradas que tiene uno.

     El caso es que somos más adaptables a los cambios de que los creemos, quizá por costumbre o porque así nos educaron: a no ser capaces de avanzar más allá por miedo a que los cambios nos desviasen de nuestro rumbo o del rumbo que nuestros padres deseaban para nosotros, claro. Lo del "más vale lo malo conocido..." ha sido un mantra que a muchos de mi generación nos inculcaron para evitar fracasos y, sin darnos cuenta, así evitábamos también los éxitos. Me suena esto a cierta teoría psicológica... ¿¿Teoría del logro??, ¿¿Vigotsky??...

     Así que este confinamiento nos está enseñando, entre otras muchísimas cosas a percatarnos de que somos muy capaces, de mil cosas más de las que ponía en nuestra tarjeta de presentación y que, seguramente, tendremos cientos de superpoderes más que jamás lleguemos a descubrir.

     Salud para todos.

sábado, 18 de abril de 2020

Viernes. Día 35. Seis

     Ayer viernes, se cumplieron seis semanas desde que salimos del cole con la fría sensación de que nos enfrentábamos a unos días inciertos de responsabilidad alta e impensable desarrollo. Nuestras miradas lo decían todo sin que nuestras bocas se abrieran siquiera. Salíamos de aquella semicongelada sala de profesores, donde fuimos notificados de las primeras informaciones que llegaban sobre el funcionamiento escolar en las semanas venideras, agachando las caras, sin querer buscarnos porque no sabríamos cómo expresar lo que no terminábamos de comprender. Nos despedíamos, dándonos ya una distancia, alguno deseaba suerte, otro pedía paciencia y serenidad... yo los miraba y asentía.
 
     Hace seis semanas ya de ese minuto en el que salí del edificio con la sensación de que, quizá el lunes volveríamos, aunque no hubiese niños, pero algo podríamos hacer desde nuestras aulas, con nuestros ordenadores o con los teléfonos, sin ser consciente de que no, que cerraba la puerta sin fecha de retorno con todo lo que ello conllevaba.
 
     Y en esas estamos, seis semanas después, sin poner fecha a nada y planes a todo, queriendo y deseando cada vez más lo que tan cotidiano nos resultó cuando no le dábamos tanto valor, riendo por no llorar o llorando sin que nadie sepa que lo hacemos porque no queremos ser otra mala noticia para nadie.
 
     No pretendía bajar tu ánimo ni hacerte pensar más allá. Sólo ocurre que he mirado esta pequeña agenda que vive en mi escritorio entre notas de Photoshop y apuntes de Inglés y he anotado "6" en el sábado 18 de abril. Pero sonrío por la suerte que tengo y tú también deberías sonreír si eres tan afortunado como yo de estar leyendo esto con plena salud y mejores condiciones de vida. Pronto nos reiremos a carcajadas enormes y celebraremos que nos queda mucha vida para seguir aprendiendo a vivir.
 
     Salud para todos.

viernes, 17 de abril de 2020

Jueves. Día 34. Aburrido

     El de ayer fue un día extraño, aunque ocupado como siempre me sentí un poco aburrido. No hice el entrenamiento diario con mi amiga Ana porque creo que me he hecho daño en el costado, algo muscular pero me limita. Estar así ya no me hace tanta gracia y perderme ese ratito de Skype tampoco mola. Ayer me faltó algo o me sobró mucho, no sé, fue un día raro. Estoy empezando a darme cuenta de que un día sin fotografías es un día más hueco y eso me preocupa porque sé que en el futuro no voy a tener tanta fotografía como tengo ahora.
 
     Pero lo que tenga que venir ya vendrá, están las cosas como para preocuparse con asuntos menores. Ahora hay que concentrarse en seguir confinados, esperanzados y pendientes de los que nos puedan requerir, un ojo en la casa del vecino que no puede salir a comprar, un oído al otro lado del teléfono con tus padres, un WhatsApp a tus amigos para decirles que quieres vino y queso con ellos, no sé... un cambio.
 
     Ojalá esto sirviera para cambiarnos de verdad un poco a todos, pero ya te digo que, como diría mi madre, "ni cambio ni cambia"... tiempo al tiempo.
 
     Hoy será otro día. Salud para todos.

jueves, 16 de abril de 2020

Miércoles. Día 33. Sensaciones.

     Hoy he tenido que salir a ponerme la vacuna de la alergia y, a ver cómo lo explico, tengo la sensación de haber vuelto a empezar el confinamiento, pero en sentido positivo. El hecho de salir, tomar aire, R-E-S-P-I-R-A-R... me ha renovado tanto que no tengo la impresión de llevar 33 días metido en casa que, por otra parte no es ninguna desgracia como mucha gente proclama. El hecho de tener casa, luz, agua y hasta comida es más que suficiente para dejarse de tantas memeces y sufrimientos porque, realmente (y por suerte) la mayoría no sabemos lo que es sufrir.
 
     Ayer terminé el día con sensaciones flipantes; caminar por la calle, una cerveza, reírme un rato, los pies fríos, sentir que aunque las cosas sean difíciles no debemos negar que pueden sentirse cosas muy bonitas. No sé... todo eso en una salida, en un rato de libertad que se me hizo demasiado corto pero que me ha dado el aliento para seguir empujando un poco más, porque cada vez queda menos.
 
     Y tú me preguntarás que por qué tener los pies fríos me parece una sensación flipante y yo te contestaré que, pese a que no pueda explicarlo, es grandioso y que sentir (y tocar) los pies fríos, ayer, me resultó tremendo. Así están las cabezas, qué le vamos a hacer...
 
     Hay que seguir, por todos y cuanto antes. Salud para todos.

miércoles, 15 de abril de 2020

Martes. Día 32. Tristeza

     No me gusta ver triste a la gente que quiero por muchas razones que tengan para la tristeza. Ir a comprar y encontrarse situaciones tan poco cotidianas como las colas en los supermercados, tener que buscarse unos guantes o una mascarilla para salir a la calle, plantearte si dejar o no dejar un espacio para hablar con alguien, ver las aceras vacías, echar de menos a otras personas, estar lejos de todo... Esas cosas minan la moral, soy consciente de ello porque a mi también me pasa pero procuro crearme una capa resbaladiza para evitar que lo negativo entre en mi.
 
     Y sé que hay días buenos y otros regulares, que la "normalidad" está en pasear por los dos lados de la vida y salir de ellos más o menos ileso, lo sé, y aún así, mi parte "infantil" sólo desea que nadie esté más triste de la cuenta.
 
     Pronto va a pasar esto, pronto llegará la normalidad que quizá, quién sabe, pueda ser más difícil de tragar que lo que estamos atravesando ahora, pero al menos, cuando la debilidad llegue podremos agarrarnos muy fuerte de la mano y correr por la orilla de alguna playa sin la sensación de ser prófugos de nada.
 
     Mientras eso llega, Salud para todos.

martes, 14 de abril de 2020

Lunes. Día 31. Expertos

     Que había gente que lo sabía todo era algo que nuestra sociedad ya tenía asumido. Siempre recordaré aquella crisis en la que los perros potencialmente peligrosos mataban cada día a una persona y salía la voz del "experto" diciendo "Ese tipo de perros han sido creados por biólogos y veterinarios y no son genéticamente correctos porque..." y se quedaba tan ancho. Al poco comenzaron las infecciones en los quirófanos por otro virus raro y entonces, el experto (el mismo de antes) decía "Es que, lo que deberían hacer en los hospitales es tomar medidas de higiene porque..." y nos dejaba a todos convencidos de su saber.
     También demostraron sus vastos conocimientos en economía durante la crisis de 2008, en estrategia militar durante la guerra de Irak o, rizando el rizo, en maniobras marítimas cuando el Prestige llenó de chapapote la costa gallega.
 
     ¡Qué privilegio el nuestro de compartir universo con ellos y qué desgracia la de ellos, tener que vivir en un planeta donde el 99% de la población  (o al menos los que no piensan de su misma manera) somos unos ignorantes!
 
     Obviamente, en el tema que nos confina tienen el título Cum Laude y como tales ejercen para decir cómo hay que gestionar cada segundo de este caos... ¡Pero no les contrata la NASA! ¡No lo comprendo!
 
     Al menos, nos honran con regalarnos altruistamente sus nuevos conocimientos en estas fechas, como si a nosotros nos interesaran. Ahora nos dicen cómo hacer pollo al curry estilo Wuham… por ejemplo!!  Nos dan la receta, nos explican el proceso... hasta lo cuelgan en internet. También nos regalan tablas de gimnasia tonificadora o nos dan su opinión sobre el libro que acaban de leer, como si tuvieran sillón en la RAE.
 
     En fin, creo que el cuñadismo de este país tiene pocos competidores around the world y, aunque a mi me aburre, veo que ellos son felices. Y si ellos felices, yo también. Mira tú qué bien.
 
     Salud para todos.

lunes, 13 de abril de 2020

Domingo. Día 30. Plan

     A lo tonto, ya llevamos un mes con esta historia y no veo cómo será el final. Pienso en el regreso e imagino que la salida no debería ser como la de los toros en San Fermín (aunque esos también se llamen encierros), puertas abiertas y todos escopetados al bar. Si eso ocurre, los repuntes en contagios van a volver y puede que todo esto haya sido tiempo perdido.
 
      Aún así pienso y hago una lista de toda la gente a la que quiero ir a ver cuando pueda, empezando por mis padres, y de qué manera recuperar los días que nos han robado. Debo seguir pensando, el plan está aún a medias pero no tengo prisa. Creo que no es necesario tener prisa.
 
     Mientras llega el día, salud para todos.

domingo, 12 de abril de 2020

Sábado. Día 29. Trapecio

     Un aviso de la farmacia me dice que puedo pasar a recoger mi vacuna de la alergia, que ya les ha llegado y les digo que pasaré a recogerla en un rato, así que seguimos con el parchís que duraba ya demasiado y parecía que no acabaría jamás. Justo a las 8 María ganó la partida y salí pitando a la farmacia que está justo delante del hospital y en ese momento comenzaron los aplausos y los homenajes. Los bomberos habían desplegado una gran escalera (o escala, no conozco el argot bomberil) y de ella colgaba una pancarta con la frase "Gracias por ayudarnos" que giraron hacia la fachada del hospital para que todo el personal, que se agolpaba en las ventanas y terrazas llegasen al éxtasis del mayor disfrute y mejor reconocimiento. En las ventanas, los aplausos sonaban atronadores y yo presenciaba aquello, solo en la calle, en la puerta de la farmacia, con la sensación de estar viendo el Circo del Sol en primera fila y en exclusiva. Había más público en los balcones, en las ventanas,... pero yo estaba allí mismo, parecía un trapecista más.
 
     Y volvemos a lo mismo, la crítica es fácil y gratuita, pero a mi me alegra saber que hay bomberos, sanitarios, cuerpos de seguridad del estado, etc... velando por todos y agradeciéndose mutuamente sus esfuerzos. Y si, para algunos, lo de ayer fue un show innecesario, me parece bien, pero creo que es un gesto de apoyo y de ánimo mutuo que anima a seguir en este trapecio porque sabes que, si caes, debajo hay una gran red.
 
     Salud para todos.

sábado, 11 de abril de 2020

Viernes. Día 28. Cultura

     "La pandemia va a dejar más muertos en la economía que en los cementerios". Esta fue la cruel frase que escuché de boca de un contertulio en una emisora de radio anoche, viernes. Decenas de miles de trabajadores, tanto autónomos como por cuenta ajena, van a ver diezmada o anulada su actividad económica tras el paso del bicho de las pelotas. Todos los sectores se van a ver sumidos en una profunda crisis de la que va a costar mucho tiempo salir, no digamos ya, volver a cotas de máxima estabilidad. Y entre estos sectores, el sector de la cultura, con el que siento gran afinidad.
 
     Ayer se propuso una "huelga de 48 horas" en el sector, donde músicos, fotógrafos, escritores, ilustradores, etc., no iban a colgar nada en la red y animaban a no usar contenidos culturales en esas 48 horas en señal de protestar por la pasividad del Gobierno ante sus reclamaciones. Y yo, sin entrar en mayores detalles, puedo darles la razón a la hora de sentirse agraviados.
 
     Pero, ahora bien. Aún teniendo razones de peso para sus protestas, no veo idónea la huelga. Te pongo ejemplos: la sanidad. La sanidad ha sido pisoteada, vendida, despreciada... por un gobierno tras otro, de cualquier color y siguen trabajando en esas condiciones actualmente. ¿Te imaginas ahora mismo un huelga de sanitarios? Con todo el derecho, pero no sería honesto con su vocación de servir.
 
     El campo. Abandonado a su suerte y sólo se recurre a él por motivos propagandísticos de ciertos políticos. ¿Te imaginas que ahora digan "no hay trigo para nadie durante 15 días? Sería muy ilícito, pero nada casable con su tarea de alimentar a la población.
 
     En estos días inciertos, como diría Ismael Serrano, el consumo de cultura por parte de la sociedad en general está alcanzado niveles impensables y son muchos los artistas que, de manera altruista, están dando sus conocimientos yo su forma de entender el arte desde sus casas, con el único fin de entretener. Quizá sea ya hora de llamarlos artistas, no titiriteros, de tenerlos más en cuenta, de valorar las horas y el dinero invertidos en formación, en privaciones, en pruebas, audiciones, grabaciones, conciertos, carreteras, y aplaudirlos también a ellos por acompañarnos estos días, pero no una huelga ahora. Es sólo una opinión, muy personal, aunque respeto al que decida hacerla.
 
     La cultura es un don y una suerte disfrutarla. No la destruyamos entre unos y otros.
 
     Salud para todos.

viernes, 10 de abril de 2020

Jueves. Día 27. Vídeo

     En el cole hemos decidido elaborar un vídeo entre todos para mandar un mensaje de ánimo a los niños y a sus familias en estos días, como tantos otros colectivos han hecho ya. No es cuestión de ir por delante o por detrás de los demás, es cuestión de ir. Siempre habrá quien critique esta acción por considerarla una pamplina inútil que sólo sirve para llenar los teléfonos con más videos (todos iguales) y con el Resistiré, ya odioso, de fondo y me parece muy bien que piensen así. Por eso ellos no estarán en ese vídeo o no lo abrirán al recibirlo o no se prestarán si en su empresa o entidad lo propone, lo respeto. Quizá esa sea la diferencia, que yo lo respeto todo y a ellos les cuesta.
 
     Así pasó un extraño Jueves Santo, enviando un vídeo donde gente muy sonriente le decía a los chicos que vamos a vernos pronto y que les queremos mucho. No creo que hayamos cometido ningún error. El dolor y la preocupación ya la llevamos por dentro, no es necesario recordarla y a los niños no se les engaña con un mundo fantástico, tan sólo se les anima.
 
     En fin, la misma historia de siempre. Ojalá algún día, los adultos, estemos de acuerdo en algo.
 
     Salud para todos.

jueves, 9 de abril de 2020

Miércoles. Día 26. Calorías

     Una de las tareas que debemos llevar a la rajatabla los confinados es la de alimentarnos bien. Esto significa dos cosas. Por un lado da a entender que habitualmente somos unos dejados en los buenos hábitos alimenticios. Ahora nos fijamos en las calorías, en la cantidad de cerveza que nos estamos jalando y en lo atrayente que resulta un sillón cuando se está todo el santo día en chándal. Y es que, estamos como las gallinas, cuando encienden la luz, comemos y cuando la apagan, dormimos. El tapeo de media mañana, el vinito con la comida, el te con un gofre y una cena jugosa sin olvidarnos de los frutos secos de entre horas, la verdad es que forman un coctel muy explosivo para los que no podemos salir de casa.
 
     La otra cosa que puede significar es que somos top a la hora de trivializar los asuntos importantes y vivimos en tal burbuja de engaño y bienestar que nos asusta imaginar que pudiese dar el reventón del siglo. Los que trabajan estos días están expuestos y no es una forma de hablar, están contagiándose y muriendo todos los días montones de personas que lo único que hacen es trabajar para nosotros. Y esos, trabajan al menos. Luego están los que han perdido el trabajo y ya llevan un mes sin cobrar y viviendo de los que les queda. A estos unimos los que no trabajaban antes de la pandemia, los que estaban enfermos y han visto cortados sus tratamientos, las personas necesitadas de rehabilitación, las personas con discapacidad que no pueden asistir a sus apoyos,... los que no tienen ni siquiera un techo...
 
     Los que se están marchando sin ser despedidos, los que no pueden despedir a los que se marchan...
 
     Por eso, como decía, es tan importante estar pendiente del consumo de calorías, porque mientras tenemos la cabeza ocupada en eso no veremos nada más allá.
 
     Salud para todos.

miércoles, 8 de abril de 2020

Martes. Día 25. Procesión

     Como siempre digo, ni sé ni sabré muy bien el por qué cada Martes Santo voy detrás del Cristo de mi barrio en su procesión de 14 o 15 horitas, la verdad. Yo no sé si eso se puede llamar fe o no pero tengo la sensación de que, si no voy, estoy haciendo algo malo... no me preguntes de dónde saco esa conclusión, pero es así.
 
     Ayer era el día, mi hija con su túnica y su capirote guardados. Yo con la mochila del bocata y las chocolatinas sin preparar. Ayer no era día de procesión, sino de continuar con nuestra rutina, a la que ya nos estamos acostumbrando y que cada vez se hace un poquito menos dura, al menos para los confinados, los que trabajan es otro cantar.
 
     Una semana santa extraña, unos días bastante surrealistas, una misión demasiado fácil, a priori: quedarse en casa. Los capillitas, semanasanteros y hosteleros tienen esta año más motivos que nunca para encender velas y pedirle a sus titulares, con la máxima devoción, que no vuelva a ocurrir algo así. Tampoco queremos acostumbrarnos.
 
     Salud para todos.

martes, 7 de abril de 2020

Lunes. Día 24. Invisibles.

     Es temprano para todo el mundo pero, apenas amanece, “1” va dando los buenos días por las habitaciones usando un tono de voz suave para no violentar el tránsito del sueño al mundo real de los que aún duermen aunque, poco a poco, irá alentando a levantarse, encendiendo alguna luz o tarareando una musiquilla que “2” ha preparado en un altavoz portátil y ya resuena por toda la residencia. Con maneras pesadas los durmientes van saliendo de sus camas para asearse y preparar el estómago ante el desayuno que preparan “3” y “4”. Toman las medicaciones, charlan bebiendo a sorbitos sus cafés, algunos cantan y otros siguen durmiendo, dejando la cabeza caída sobre el hombro del compañero que ni se inmuta. Comienza un día nuevo, por los ventanales del comedor el sol va adentrándose, para apoderarse de la estancia. Se respira vida en cada sonrisa mientras “2” cae en la cuenta de que esa música que se oye de fondo es la del altavoz de la residencia, que olvidaron apagar… PERO NADIE LOS VE PORQUE SON INVISIBLES.

     Hoy mi aplauso va para los trabajadores de las residencias de mayores o de personas con discapacidad, los que no se ven, los invisibles, los que no salen en las noticias. Ellos también están en primera línea de fuego en esta batalla contra el virus con el agravante de que la medicina que emplean en su tarea está compuesta de abrazos, achuchones y muchos besos porque, en la mayoría de los casos, atienden a personas sin familia o con familias que no los pueden cuidar. Trabajadores que se convierten en los pies, las manos, los padres y las madres de cada uno de las personas que tienen a su cargo y lo hacen con una sonrisa, un día tras otro. Cada trabajador tiene su nombre propio aunque para las administraciones sean “1”, “2”, “3” o “4”. A veces, incluso para los mismos gestores de esos centros son números, o son “la gente” (expresión muy usada hacia el resto de compañeros que están a mis órdenes y suelen parecerme un poco inútiles pues no llegan a mi grado de perfección…) y carecen de la empatía para valorar el afecto y el cariño que estos empleados dan a sus atendidos; día y noche; laborables o festivos. Levantando, aseando, preparando comidas, lavando sus ropas, dándoles distracción, atención psicológica, cuidando de su salud, tratándolos con respeto, buscando una dignidad que la sociedad les ha negado por no ser gente productiva. Si el término “trabajador esencial” existe, estos cumplen con todos los requisitos.
     En estos días en que salimos a aplaudir a todos aquellos que hacen posible el normal funcionamiento de los asuntos primordiales quiero acordarme también de todos mis compañeros, los que están al pie del cañón (los de las fotos me la sudan mucho).
     Mi aplauso diario para los trabajadores invisibles al servicio de las personas invisibles.
     Salud para todos.

lunes, 6 de abril de 2020

Domingo. Día 23. Elegancia

     Domingo de Ramos. Yo, que ya no era de los devotos semanasanteros, ayer decidí que la Semana Santa debía comenzar a lo grande, de manera que, a falta de ramitas de olivo bendecidas, en casa nos pusimos guapetones y nos hicimos una fotos para inmortalizar tanta elegancia. Cinco minutos después volvimos al chándal protocolario y a la rutina del confinamiento. Nunca más se supo del domingo de Ramos en mi casa.
 
     Ya llevamos 23 días. La broma ya hace menos gracia.
 
     Salud para todos. 
    
    

domingo, 5 de abril de 2020

Sábado. Día 22. Poeta.

     La mañana del sábado arrancaba como todas las mañanas anteriores, con algo más de frío si cabe pues el cielo parecía que no quería terminar de despertarse. Pero al poco nos llegó la noticia de una nueva muerte, esta sin relacionarse con el virus. Se marchó Aute.
 
     Es verdad que ya se había marchado de entre nosotros hace unos años, cuando aquel infarto, pero hoy ya ha decidido cumplir con la amenaza de su canción: "Ay, amor mío, qué terriblemente absurdo es estar vivo sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido. Sin tu latido."
 
     Me parece incorrecto acordarse de unos y olvidarse de otros que se marchan, lo sé y admito mi error. Pero hoy estoy dispuesto a cumplir penitencia por mi descarada injusticia. Se ha ido la banda sonora de un montón de familias, padres e hijos que hemos compartido la cálida voz y la sensual manera de cantar de un poeta grande, vividor y chulo como pocos. Un genio que comenzó a marcharse en silencio y hoy, en soledad, ha decidido partir para siempre.
 
     El resto de la jornada, evidentemente, carece de mención, al menos en este blog. Lo destacable del día me lo guardaré para mí pero como este consiste en compartir, pues comparto mi sentir.
 
     Que pase ya todo esto. Es lo único que me viene hoy a la cabeza.
 
     Salud para todos.

sábado, 4 de abril de 2020

Viernes. día 21. Ella

     Ella es puntual. A las ocho justas, ni un minuto más ni un minuto menos, sube la persiana de la ventanita lateral de su casa y asoma por ella la mitad de su cuerpo. Inmediatamente comienza a aplaudir con energía, uniéndose al resto de aplausos que ya llevan tronando desde dos o tres minutos antes, pero lo hace con un ímpetu que parece un coro de palmeros lo que sale de esa habitación. Al poco tiempo, como un ritual que no falla, abarca la boca con sus manos para darle volumen a su voz y grita "¡Vivan los trabajadores de la sanidad pública!". Algún ¡Vivan! le responde. Continúan los aplausos con la base musical de las sirenas de los coches de policía y las ambulancias que se apostan en la rotonda del hospital. Ella se retira con la misma mecánica de cada tarde: se despide agitando la mano de un vecino del edificio de al lado que interrumpe su aplauso para devolverle el saludo, aplaude dos o tres veces más y se retira, cerrando la estrecha ventanita y bajando la persiana hasta el día siguiente.
 
     No sé quién es esa mujer, de hecho, desde mi terraza no le distingo las facciones. Quizá me haya cruzado alguna vez con ella por la calle o comprando en Mercadona o corriendo por Carranque, cuando podíamos hacer todas esas cosas sin mirarnos a los ojos porque no nos dábamos valor los unos a los otros.
 
     Quizá, ella sea trabajadora de la sanidad pública y aplaude a sus compañeros, o a sí misma; o puede que haya estado enferma y muestre esta manera de agradecer que la trataran tan bien durante su enfermedad. Quizá sólo sea una ciudadana agradecida a la labor ENORME que hace tanta gente estos días y lo unifica todo en las figuras de la sanidad... no lo sé, todo es pensar por pensar. Imaginar por imaginar.
 
     Así que, puestos a imaginar, imagino que esta tarde, puntual, a las ocho justas, ni un minuto más ni un minuto menos, ella subirá la persiana de la ventanita lateral de su casa para repetir su ritual.
 
     Salud para todos.

viernes, 3 de abril de 2020

Jueves. Día 20. Vida

     Circula por ahí una conversación en la que el alumno pregunta al maestro qué puede hacer para vencer su propio desánimo y el maestro le responde que ayudar a mantener el buen ánimo de los demás. Será por eso que cada mañana envío una canción motivadora y una foto con mensaje a dos compañeras del cole (Ana y María, que ya se han convertido en amigas), para luchar contra mi desánimo como imagino que ellas, en algún momento del curso, hicieron con su ánimo bajo prestándome ayuda.
 
     El caso es que hoy les he enviado "Ay vida mía" de El Kanka que, en el estribillo, tiene una frase que se refiere a la vida y dice "Si siempre fueras sol de primavera, si siempre fueras linda vida nueva, ya no te querría". Porque debemos ser conscientes de eso, tan moda, que es lo de la montaña rusa de las emociones. Durante este confinamiento llegaremos a descubrir lo volátiles que somos para pasar de la euforia al bajonazo en segundos... como en la vida.
 
     Y no pasa nada. Repite conmigo: LO PATOLÓGICO ES ESTAR SIEMPRE ALEGRE. Tener momentos flojos es tan humano como (rellene usted mismo tres cualidades humanas que a mi no me salen... ___________________, ___________________ y _________________ ). Venirse abajo no es más que un respiro a la excitación y una carrerilla hacia atrás para tomar un nuevo impulso.
 
     No te rayes, Jerry, si viene algún giro inesperado. Tú estás confinado, no abducido.
 
     Salud para todos.

jueves, 2 de abril de 2020

Miércoles. Día 19. Tóxicos

     Dicen que la atmósfera está recuperando niveles de no-toxicidad similares a los de hace 40 ó 50 años y que el agujero de ozono se ha cerrado en un tercio durante esas semanas en que el planeta ha tenido que parar. Bueno... las partes del planeta que han parado porque, como es habitual, los del IUESEI van a su aire. La primera potencia mundial, por poco tiempo, está bien surtida de cerebros infantiloides viviendo en un mundo de desconocimiento más allá de las paredes de su casa. Es increíble como vemos a gente paseando aún por algunas ciudades importantes de aquel país mientras su presidente hablaba el otro día de los posibles muertos por el virus, como el que cuenta los puntos que lleva en el Tetris.
 
     Quizá sea cierto que la atmósfera esté menos contaminada, lo que está claro es que la toxicidad sigue aquí abajo. Ya no veo las noticias (de hecho hoy me he sentado a escribir a la hora del telediario), solo tiro de Spotify y de los momentos sin información de la televisión. Prefiero salir a la terraza y aplaudir a los que siguen trabajando, desprotegidos por completo, usando un material, la mayoría de las veces, donado. Y aplaudo al transportista que surte las tiendas; a Toñi, la de la farmacia; a la gente del Mercadona y del Supersol; a la policía que se ve pasar por la calle; a la gente de las ambulancias; a los que trabajan desde sus casas (gentes de bancos, oficinas de seguros, atención al cliente, periodistas de radio y televisión, MAESTROS); a limpiadoras; personal de administración de hospitales, centros médicos; trabajadores de gasolineras...
 
     A ellos mi respeto máximo. A los que sólo intoxican, mi puño cerrado con mi dedo corazón bien extendido hacia arriba.
 
     Salud para todos.

miércoles, 1 de abril de 2020

Martes. Día 18. Auto-yo

     Estar con uno mismo puede llegar a ser tan enriquecedor como cansado. Nos exigimos continuidad en la lucha cuando en nuestras cabezas sólo visualizamos calles, gente y rutina diaria. Esta incertidumbre, tan irreal como paranoica, es un constante giro de guion, en manos de directores de escaso bagaje productivo, interpretado por actores a los que la voluntad les tambalea como las rodillas en época de exámenes. Y, entre rutinas y cifras, estás tú. Al final de todo, tú contigo mismo. Empacho de "auto-yo", ensayo de incomprensión en cada error del que empiezas a ser consciente entre las paredes que te confinan y que, con seguridad, antes pasabas por alto.
 
     Insisto en que, la inmensa mayoría de la población, no debemos quejarnos por cumplir la norma de "no hacer nada", pero soportarte a ti mismo, durante tantos días, es un ejercicio reservado para estómagos amplios y almas valientes. ¿No te ocurre lo mismo?
 
     Salud para todos.