Me gusta compartir mis fotos con la gente que aprecia el esfuerzo y las ganas por hacer algo, siempre, desde el cariño. Por eso, cuando hago alguna sesión o recupero una foto para editar, suelo acudir a mi amiga Susana que es el termómetro de la sensatez y de mirar más allá de lo que una instantánea puede ofrecer. Una vez, después de un intercambio de textos y de comentar algunas fotografías me preguntó acerca de mi formación en esos campos.
- ¿Formación? Sólo un par de cursos de esos de internet para aprender a manejar la cámara y poco más. Algunos tutoriales sueltos y mucha voluntad. Lo mismo me pasa con lo que escribo. De todos modos -quise liquidar el tema- tampoco considero que lo mío se pueda de nominar "arte".
- Mira, Antonio -cuando ella cambia de registro es porque se avecina una frase de esas de apagar la luz, cerrar las ventanas y salir corriendo- lo tuyo me recuerda mucho a una canción de Alejandro Sanz.
- Mal vamos
- No, escúchame. La canción dice "Yo no tengo el arte, lo que tengo es algo que en la piel me he tatuado: ALMA"
Ahí lo vi claro. Esa fugaz sensación de que ha pasado algo por delante de tus ojos y por un segundo te ha dado un poco de esa luz que buscabas.
"Pues eso es, mi próximo tatuaje será ALMA", con todos los matices que pueda contener una grafía, con toda su espiritualidad y toda su miseria, porque, quizá así sea yo: un alma con espiritualidad, con miserias; con creatividad, con oscuridades; con esperanzas, con miedos. Un alma que espera no bajar de este escalón que tanto esfuerzo le llevó escalar.
Salud para todos.
(Fotos: @pecoan)