Tres veces tendría que morir para separarme de la vida... de tanta vida que he acumulado, sin proponérmelo. Porque una despedida no sería suficiente y no me gusta dejar las cosas a medio terminar.
Tres veces tendrán que dar mi parte de defunción, hasta aburrir a los forenses y marear al que tenga las llaves del infierno. Pero bueno... este hombre, ¿viene ya o todavía no?- lo imagino echando más humo del habitual, con las manos cruzadas tras su espalda, deambulando de un lado al otro del portón... pobrecillo, no sabe que le voy a dar mucha lata el día que llegue.
Y no tengo intención alguna de irme, nadie piense que tengo un ramalazo melancólico ni nada por el estilo. Sencillamente aviso. El que avisa no es traidor, es vividor, y ese soy yo.
La primera, la de los recuerdos. La segunda, la de la risa. La tercera, la de la salud. Así que, de antemano, informo. Tres veces tendría que morir. No una, TRES.