Jueves, 22 de marzo. Zumbido y vibración a partes iguales en el teléfono que descansaba en mi bolsillo. Estoy en tiempo de recreo, así que salgo de la sala de profesores y miro curioso el origen del sonido: Correo electrónico de "mi" Pepito Grillo literario (del que prometo hablar otro día). Sólo este texto:
Tiene usted el blog muy olvidado
Fdo: Pepito Grillo
Pues bien, no tengo excusas (o sí, pero no las quiero utilizar). Estoy sin ideas, ¿qué le hago?. Las pocas vueltas que obligo a mi cerebro a dar son para el trabajo, la familia, el inglés y alguna que otra cosilla que se me ocurre escribir, pero nada para el blog. Y, conste en acta, que el primer defraudado soy yo pero esta humanidad tan limitante me borra las ideas y exilia a mis musas a mentes mejores, es lo que hay.
Aunque no cejo en el intento, sigo pendiente a este espacio. Es como la fe, a la que algunos no hacemos caso pero pensamos en ella de vez en cuando, cuando más oscuro vemos el túnel, y a la que prometemos volver "cuando las cosas vayan mejor".
En fin, ni siquiera sé si quedará alguien para leerme o estaré escribiendo como ejercicio íntimo... no sé (ahora es cuando mi Pepito Grillo me dice que los puntos suspensivos sobran).
No desfallezcáis en la lectura, ni en la escritura. Lo que deba ser, será.
Mientras, salud para todos.