Como el año pasado, iba a hacer una entrada para el 31/12 y otra para el 01/13, pero la marcha de Javi nos ha trastocado un poco los planes. Al menos, mis perspectivas como “disfrutador” del trabajo de la gente sencilla se han venido abajo, pues con él se ha ido, no solo un gran hombre, también el hermano mayor de la gente de La Botica. Se le va a echar mucho de menos.
Pero la vida sigue, “the show must go on”, y el 2013 se presenta inquietante. Ya puedo decir que, salvo hecatombe, en pocas semanas (quién sabe si días), cambiaré mi lugar de trabajo, que no “de trabajo”, pues seguiré trabajando con personas con discapacidad, pero ahora con niños. Es un reto, me da mucho vértigo, aunque creo que es precioso.
Así que despido año y comienzo uno nuevo con una canción que, sin darme cuenta, este verano cambió su sentido para mí.
A Cuasimodo, el Jorobado, lo tenían escondido en el campanario de Notre Dame, entre otros motivos, por ser “un monstruo”. Allí pasó toda su vida y guardaba una ilusión: pasar un día fuera de la Catedral, como “todo el mundo”, como “la gente normal”, como tú y como yo. Los que trabajamos con la discapacidad sufrimos también las “ideas brillantes” de aquellos lumbreras que saben de todo y de poco entienden y que, entre sus grandes logros está, por ejemplo, el de “esconder” a sus atendidos/clientes para evitar la vergüenza y no dar mala imagen; decidir por “ellos” (los atendidos) lo que pueden o no pueden hacer (sin pensar en un solo segundo cómo se sentirían si los roles fuesen al contrario); olvidarse de los derechos de las personas con discapacidad salvo en momentos de elecciones, fotos o eventos grandes; jugar con la imagen de los discapacitados para vender más planes de pensiones, más bebidas refrescantes o más películas; hacerlos tontos, aunque haya quien se rasgue las vestiduras por lo que he dicho. Todas esas son maneras de encerrar en campanarios a aquellos que envidian nuestra libertad y nuestras posibilidades. Cuando escuché esta canción con esa connotación decidí que empezaría el año con ella, por eso la cuelgo, para no olvidar lo que soy, para recordarme que no soy mejor que ninguno de ellos para los que trabajo.
Y que me siento muy orgulloso de ser parte de sus vidas.
Salud para el Año Nuevo!!