Dije que no quería volver a hablar de temas políticos en mi blog, que quería que fuese un espacio abierto, sin censuras ni reproches, donde todos nos sintiésemos a gusto, pero, aunque sea la última vez, voy a opinar:
Hace unos meses que dejé de escuchar los programas de debate en radio y televisión (hasta el punto de levantarme con Javi Nieves y acostarme con El Monaguillo) harto de recibir mensajes, tanto de unos como de otros, haciéndome creer en la cuadratura del círculo y queriendo convencerme de que “los otros” son muy malos, malísimos.
Me he manifestado contra lo que he creído injusto a cambio de escuchar que soy un perroflauta, un vago, un vicioso, un borracho y un fumeta. Ante tales palabras, solo puedo decir que llevo trabajando desde los 18 años, casi sin parar (y estoy cerca de los 38), madrugando, trasnochando o haciendo 90 kilómetros diarios para llegar al curro si hacían falta, once meses al año; tengo una diplomatura y me faltó constancia para acabar las 7 ú 8 asignaturas para ser Licenciado, aparte de los tres años de Osteopatía, el de Quiromasaje y el ciento de cursos prácticos respectivos; bebo lo justo para reírme entre amigos que quiero, como casi todo el mundo; que me encanta la estética desaliñada y que no me molesta ni el olor, ni el sabor del porro. Así de vago soy. De modo que menos estereotipos… es muy fácil meter en sacos a la gente por su aspecto, y así nos va.
Pues este ciudadano que escribe, que paga y contribuye al país en lo que puede, tiene los huevecillos cada día más inflados de contribuir tanto. Pese a la llegada de los Salvadores de la Patria a la Moncloa, la cosa estará chunga o peor durante el año, del empleo no hablo que nos da la risa y de las soluciones… ¿qué soluciones? Ah, sí, que para agilizar la economía nos van a largar a la calle pagándonos solo 20 días por año trabajado, que la jubilación a las 67 resulta que ahora no es tan grave, que se ha pensado que es mejor subir impuestos, que se han reído en nuestras caras y la de algunos que han enarbolaron la bandera de la prosperidad después del 20-N… Más de un votante del PP se estará cagando en sus muelas pensando que porqué no se quedaría en casa aquella mañana de domingo en lugar de lanzarse corriendo al colegio electoral, no fuera que se acabaran las papeletas. Aunque dudo que el de los contrarios, el de la carita de pena, fuese capaz de mejorar algo lo ya destrozado por sus amiguitos.
A ver si nos enteremos de una puñetera vez: QUE NADIE ESTÁ AHÍ POR AMOR AL PRÓJIMO, QUE LOS IDEALES SON UNA MILONGA Y QUE TÚ Y YO, A ESTA GENTUZA, LES IMPORTAMOS UNA MIERDA. Quizá algún día se nos quede claro. ¿Pero cómo es posible tanto forofismo político?, ¿dónde están la personalidad y los propios criterios?, ¿tan cerradas tenemos las mentes?
Dios quiera que nunca ocurra eso, pero puede que alguien, en algún lugar de España acabe aquel poema de Martin Niemöller con algo parecido a…
“Vinieron a por los perroflautas (maleantes, vagos, borrachos, fumetas, etc) para darles con las porras y sacarlos a patadas de su mundo de utopía. Y no protesté, porque yo no era un perroflauta…
Y por último, vinieron a por mí, pero como ya no quedaban perroflautas que me defendieran, ni borrachos, ni vagos, ni hippies, ni mangantes, ni porretas, ni maleantes que se llevaran los palos pensando en mi bienestar y en la justicia para todos…, a mí, me llevaron también (y la pelé).…”
Y después de esto: una y no más. Se acabó la política, prefiero hablar de pornografía… (“enseña” mucho más).
Salud para tod@s y no os busquéis follones, no anda la Justicia española para decir tonterías… (maaaadre mía!!!!!)