La muerte hace buena a la gente. Al injusto lo hace correcto, al idiota, sensato, y si hay que perdonar, pues... En ese momento, el rencor se escribe entre paréntesis, pero, ¡cuidado!, sólo por ese escaso espacio de tiempo.
El difunto se va, dormido se queda en su tumba. Cuando todo se sella y el sonido no es más que un arrastrar de pies por la tierra... el idiota es un insensato, y lo correcto se hunde en el nicho para que el injusto vuelva a hacer de las suyas.
El que se fué continuará dormido, allí, en su nicho; y los paréntesis se dejarán cerrados para mejores ocasiones.
Y, ¿qué le vamos a hacer?. El mundo gira, la vida sigue.
El difunto se va, dormido se queda en su tumba. Cuando todo se sella y el sonido no es más que un arrastrar de pies por la tierra... el idiota es un insensato, y lo correcto se hunde en el nicho para que el injusto vuelva a hacer de las suyas.
El que se fué continuará dormido, allí, en su nicho; y los paréntesis se dejarán cerrados para mejores ocasiones.
Y, ¿qué le vamos a hacer?. El mundo gira, la vida sigue.
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