Me ha dado el punto

     Tengo buen rollito en el cuerpo, suena de fondo Kiko Veneno y me ha dado el punto de contaros una tontería. No es obligatorio leer, es optativo, como el uso de la razón en este país. Pues igual.

     Ha sido un fin de semana productivo, de la mañana a la noche, de la noche a la mañana, desde el sábado a las 6:30 (como buenos paletos malagueños) para subir a Sierra Nevada…

- ¿a esquiar?

- ¿a esquiar?… tú mas visto a mí cara de esquiador???… a tirarme por la nieve!!!!

…hasta la noche del domingo, en que me tragué enterita la gala de los Goya. Sí, amigos, tengo que reconocerlo, soy de los que paga entradas de cine para ver películas españolas, aunque esté mal visto… es un defecto más de mi amplio catálogo de cosas mejorables... Pero es que no tenía más remedio, allí vería juntas, de nuevo a mis dos musas, mis ídolos carnales de siempre: Aitana Sánchez-Gijón y Maribel Verdú. Lo que opino de ambas dos me lo reservo para la intimidad (aunque ellas lo saben…).

    La verdad, para mi gusto, la gala fue sosa, muy reivindicativa, hasta el exceso… ya cansina, pero bueno, estemos o no de acuerdo, es su trabajo y quieren mantener un status. Pensarán que si se financian equipos de fútbol, por qué no se van a financiar películas. Pero eso es harina de otro costal. No voy a incidir en la polémica. Paaaaaaaassssssso. Ellos se quejaron de los políticos y otros se quejaron en Twitter de ellos, esto es siempre igual, lo del “pues anda que tú” y los del “pues tú antes y más”. Pues eso, que cuando nos liemos a palos en una guerra civil nos acordaremos de la sensatez olvidada (o no).

     Todo esto venía a colación (introducción larga, digna del mismísimo Nacho Vidal) a que a un fin de semana muy entretenido y aprovechado le ha puesto la guinda una macetilla que tengo en la terraza. Vivo en un bajo, con menos sol que Islandia y aún así, mantengo viva una dama de noche, un jazmín, dos arbolitos sin calificar aún por la ciencia, unas gardenias y unas florecillas de cuyo nombre no me acuerdo que parecían muertas desde hace mas o menos un año. Ana se puso a podar, que ya tocaba y descubrió que la plantita aquella a la que estuvimos a punto de aplicar la extrema unción estaba echando unas florecillas naranjas. La cosa no llegó a más, quiero decir, que no hubo fuegos artificiales, ni se detuvo el tiempo ni nada por el estilo, pero me hizo cavilar un poco.

     Porque hay cosas que, de tanto verlas inmóviles parecen estar muertas… pero no lo están. Sólo es cuestión de tiempo.

     Ahí dejo eso.

     Salud para tod@s     

     suena de fondo “… se ha tomado tres botellas de Coca Cola llenas de vino de Chiclana…”