Cerrar las puertas o dejar de mirar no evita el destrozo; y el que yo me haya marchado del Centro que sigo sintiendo como mío, mucho más que para algunos que continúan (o figuran), no va a dejar que pelee por lo que es justo. No es que lo crea, es que lo es.
Por eso, y en relación a una información sobre los pagos que hemos mantenido hoy vía whatsapp, he decidido hacer un “copia y pega” de una entrada perpetrada en este mismo blog que no es de ayer… es de hace casi un año, concretamente del 10 de Julio de 2012. Y, para que luego nos cuenten milongas… todo sigue igual.
Salud para tod@s
Cuánto tonto sin paga y cuánto listo con paga de más
No son aún las 9 de la mañana, no pienso entrar ni un solo minuto antes a esta empresa que ha decidido por mí lo que es “alarmante” y lo que no. Enciendo un cigarrillo, en ayunas, ni un mísero café en el cuerpo porque con el trajín de preparar a las niñas no he podido. “Ya lo tomaré dentro”, pienso para mis adentros mientras camino lento, sin prisa, como deseando que el Diluvio llegue y me coja en la calle. Lo malo de caminar despacio es que te da pie a pensar en cuánto tonto sin paga y cuanto listo con paga de más anda pululando por ahí. Según mi padre, “no habría cárceles en España para tanto político chorizo”, y razón no le falta; pero yo, incluiría a los tontos que les sigues con la lengua chorreando, como el perro de Paulov, creyendo todas las mentiras que dicen a diario. Yo los pondría a trabajar en las obras del metro… a las tres de la tarde. ¿Cómo?, ¿Que no hay financiación?, no se preocupen ustedes, que estos señores, además de trabajar nos van a devolver hasta la última perra que se han llevado, y a medida que devuelvan se les daba un vasito de agua… y al que no devuelva, ni eso, a currar!! A Urdangarines y compañía los ponía detrás de mi casa, en Calle Cómpeta, en pleno barrio de Portada Alta, que iban a descubrir un ambientillo bueno. A los de la Junta de Andalucía los ponía ahí también, con el pueblo llano, que es lo que a ellos les gusta o, al menos, es lo que van diciendo. A los del PP les dejaba la zona del Corte Ingles-Perchel, por lo del postín y eso.
Y caminando llego a la puerta del trabajo. Apago la colilla en la suela de mi zapato izquierdo y la dejo caer en el cenicero de la entrada. Respiro y entro. Camino hacia mi taller, para sacar una cápsula de cortado, a ver si con eso entro un poco en dinámica y por el pasillo ya veo algunos malos gestos de algunos malos compañeros. Y me cago en tó lo que se menea. Y maldigo que en este trabajo tan bonito haya gente tan triste que solo sepa vivir sacándole los pellejos a los demás. ¡Qué aburrimiento! Entro y saludo, quien quiere responderme lo hace, quien no, se hace el despistado (es la prueba de que el día que repartieron los cerebros, algunos no estaban). El café sale de la maquinita. Dos sacarinas y al comedor, a encontrarme con mis “usuarios”. Y allí las mismas historias, es el Día de la marmota pero en versión discapacidad. Puedes volver dentro de seis años, que los sonidos serán los mismos. Quien te quiere te saca una sonrisa mañanera. -¿Seguimos sin cobrar, no?- te preguntan ya de guasa. -No, hombre- contestas tú con más guasa aún-, a mí la Junta ya me ha pagado Julio, la extra y Agosto por adelantado, pa que me vaya de crucero. Entre una cosa y otra salgo a fumar –debería fumar menos- y la conversación sigue fuera. 
Luego, el trabajo es el que es. Dar lo que puedes a tus chavales, que no tienen culpa ninguna ni de los políticos que les ha tocado sufrir, ni de la Directiva de su Centro, ni de los monitores que les han puesto. Ellos son supervivientes, se amoldan al terreno con facilidad, el que tiene que saber llevar las cosas eres tú, y tal y como está el ambiente, nos vamos a comer el agujero de un donut.
Y sigues pensando, y antes de amargarte vuelves a salir a fumar, o acabas hundido para el resto del día. Buscas alguna tontería entre tus compañeros fieles para reírte un poco, sueñas con que vas a cobrar, aunque sea tarde y pasas el día como puedes.
Ahora mismo estamos de “voluntariado”, trabajamos sabiendo que NO vamos a cobrar, por mucho que haya algún iluminado directivo que nos venda películas que no se cree ni él, y algún animado trabajador pelotee y babosee alrededor de tan detestable sujeto. Y así seguiremos, PORQUE ESAS PERSONAS NOS IMPORTAN, y tienen el mismo derecho a ser rescatado que cualquier otro ciudadano con pantalón de pinza, aunque los políticos de turno prefirieran tenerlos escondidos en boquetes, a salvo de la opinión pública, donde sus babas no les molestaran y sus sillas de ruedas no les obligaran a “malgastar” el dinero en acondicionar aceras y pasos de peatones.
La jornada acaba como empezó, riendo por no llorar y camino del coche sueltas la última burrada, que no es más que una vía de escape de tu ira y tu agua de levante.
Mañana, otro Día de la Marmota. Pero ahí seguiremos. Mientras tanto, salud para tod@s.