Es una sensación complicada de explicar. Es como si todo mi entorno se fuera desmoronando, como antiguas ruinas, de arena, que ceden a los años, pero con mayor velocidad. Me imagino bajo esos templos, esos muros endebles que van cayendo; allí estoy yo, recogiendo bloques de piedra, con cuidado para que no golpeen contra el suelo y se hagan decenas de trozos difíciles de volver a unir.
Con un esfuerzo incalculable voy, de un lado a otro de este Foro imaginario, dejando mis energías en cada piedra, mirando al cielo y viendo como todo a mi alrededor se viene abajo sin nadie que lo frene.
El panorama es desolador, algunas palomas intentan huir, otras se acobardan en el momento de alzar el vuelo y permanecen, confiadas en que pronto parará la destrucción y los hombres van sepultándose, unos a otros sin ser conscientes de ello, sin saber controlar las caídas o sin querer remediar el desastre.
Ante este Holocausto me quedo vacío de mí, de mis fuerzas y de mi motivación; sin querer creer que estoy frente a un gigante destrozado; y seguro de que nada de lo que estamos viviendo en estos tiempos tendrá marcha atrás. Nada.
Estamos sufriendo por un batalla a la que no hemos sido invitados y mucho me temo que la vamos a perder.
Hago todo cuanto puedo, pero no me entienden. Todo se torna en disputas, incomprensiones, normas nuevas aparecidas de sabe Dios dónde o Derechos que se hacen necesarios imponer.
Sigo mendigando comprensión. Nada tendrá marcha atrás. Nada.
te vi andando entre ruinas con las manos manchadas de barro, tenías la mirada perdida y me asustó el fantasma que parecías
ResponderEliminar(podría hablarte de recontrucciones, de belleza y de milagros, pero al leerte se me atragantó la magia... si te sirve, a veces dejo comprensión en los sombreros abandonados de la gente)
Nunca me he sentido tan bien, tan cómodo, tan pleno, tan acompañado, tan tristemente feliz, andando entre las ruinas que acogen tus verbos. Las ruinas que te esconden y que oyen tu silencio.
ResponderEliminarHe llegado a tu blog a través de Ayllón, que son, junto a ti y las tuyas, palabras mayores.
Felicidades extensivas y carentes de ruindad.