En mi particular Congreso de Afectados por las Personas Normales, los avances son bastante notables, desde el punto de vista psíquico (porque en lo físico, sigo teniendo la mala cara que tenía el martes cuando comencé)
El aire frío de la sierra es un fármaco casi milagroso; es limpio, virgen, y pasa junto a ti acariciándote y dejando en tu cuerpo señales de realidad “Así son las cosas”.
No creo que a mi regreso, la ciencia esté dispuesta a darme el alta, pero quizá ya esté, para entonces, preparado para perdonarme a mi mismo por querer ser demasiado normal; tan normal como no he sido nunca, y como nunca debí tratar de ser.
Pese a todo, me da mucho miedo volver.
te receto aire del que desordena y congela la boca limpiando por dentro
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