Buscando un remedio para la incómoda inquietud que convive en mi espacio esta mañana, paso a la acción y me dejo en manos del Príncipe Valium, a su suerte y a su voluntad. Y el joven monarca decide que me conviene entrar en un estado de sueño, incontrolable por mi parte, que me hace dudar de si seré capaz, incluso, de mantener en mis manos en el pincel con el que estoy esmaltando en mi Centro Ocupacional.
Mientras me acuerde, intentaré no dejarme tanto en las manos de nadie, por mucho príncipe que sea.
No ser dueño de tu propia voluntad te hace sentir peor; más frágil, más indefenso. Pierdes cualquier resto de seguridad que pudiese quedar en ti.
Mientras me acuerde, repito, intentaré no dejarme tanto otras manos.
pues anda... menunda entrada publicas cuando estoy a punto de recurrir al valium yo... ¡¡ahora qué hago?!?!
ResponderEliminarEl valium es un medicamento un poco fuerte, intenta no abusar de él. Prueba con marihuana, pero ya sabes...sin abusar. Todo en exceso es malo
ResponderEliminarMe gusta tu "a por ellos", me gustan tus gotas de ginebra.
ResponderEliminarEsta entrada sintetizada con gusto, me ha dejado un gusto amable... aunque parezca mentira.
La anterior, un gusto patriota, aunque también parezca mentira.
Felicidades por las letras...
Abrazo.