Tenía ya ganas de contaros alguna historieta mona, de esas que no tienen nada del otro mundo, pero que, viniendo de quien viene (yo mismo), son síntoma de que las cosas van bien, mu bien.
El caso es que, la semana pasada, la noche del viernes, Ana y yo nos encontramos sin niñas… habían querido quedarse a dormir con sus abuelos, cosa que me parece fenomenal. Los abuelos también tienen derecho a disfrutar de sus nietas… todas las noches que quieran. De modo que, hicimos planes para esa noche. Teníamos muy claro que, pasara lo que pasara, la noche tenía que acabar con la sugerencia de mi amiga Fiebre: un Gin Tonic molón, en un bar (muy “chic”, por cierto) del centro de Málaga que se llama Gin Tonic… se lo han currao con el nombre, eh???
De modo que, a eso de las 8, me dice Ana que, esa noche, le apetece un griego… o sea, cenar en un restaurante griego nuevo, que habían abierto en calle Alcazabilla y que tenía muy buena pinta… ¡¡¡Hay que explicároslo todo, carajo!!!
Yo, que no soy de muchos exotismos, sino más bien
de la tortilla de patatas con cebolla del Mercadona, me arranco y me pongo bonito, bonito para ir al griego… Y QUÉ BUENO ESTÁ TODO EN EL GRIEGO, OYE!! A saber, pedimos: Eksojiko de cordero, Moussaka vegetal y Spanokopita. Todo acompañado con cerveza Mithos y para acabar un anís griego. No me pidáis que os explique qué es cada cosa, porque bastante esfuerzo ha sido copiar los nombres del ticket, que tenía en mi bolsillo aún. Pues eso: bueno, bueno… quiero decir, GORROÑAQUEGORROÑA!!!.
Tras un paso por La Botica (Templo de los templos de la música, donde algunos hemos vivido algún que otro sueño) y saludar al personal, entre ellos el mítico Curro Ayllón, con una copita, nos fuimos a ese bar de nombre tan imaginativo… el GIN TONIC… (manda huevos!!) Y Fiebre tenía razón al recomendarme Mombassa con tónica Fever, cáscara de pomelo y canela en rama… sin comentarios… Pa chuparse los dedos de los pies!!! Ana pidió Citadelle con Fever, cáscara de naranja, limón y lima, y bolitas de enebro… igual que el otro, WENÍSIMO, WENÍSIMO.
Sé que pensaréis que, tampoco es para tanto… je, je, je… si estuvieseis en mi pellejo pensaríais que sí es para tanto. Y para más.
Y ahora os dejo, señores, que me está dando un calambre y estoy a punto de caerme de la silla… ¿podéis llamarme a un fisio…?
Ea, Salud para tod@s.