La Logopeda de mi Centro llevó a su aula a C., a R. y a J.M.. Al entrar, este último se sorprende al ver las dificultades que entrañaban para el trabajo de la profesional la presencia de sus otros dos compañeros. Refiriéndose a ellos, J.M. le preguntó “¿Qué les pasa?”. Ella, con tono sereno, le dice: “Pues mira; R. no puede ver porque es ciego y C. no puede oír porque es sordo.
- ¡Qué suerte tengo! –dijo J.M
Lo mejor de esta historia es que J.M. tiene una minusvalía física que le impide andar, de modo que su mundo es su silla y va allá donde lo puedan llevar. Necesita ser aseado en otra silla o en su misma cama, usa un colector para la orina, tuvo durante mucho tiempo una sonda naso gástrica para ser alimentado, se le inflaman los pies por su falta de movilidad, sufrió hace poco una operación por la rotura de una pierna, depende de otros para casi todo… todo ello unido a su discapacidad intelectual.
Pero, ¿te das cuenta?… su frase es “¡Qué suerte tengo!”
:)
ResponderEliminarTiene suerte porque es especial. Porque valora la suerte de ver y oir, ya que le encanta conversar.
ResponderEliminarY tiene suerte porque sabe dejarse cuidar.
Tiene suerte porque cree tenerla.