1, 2, 3… ESCONDITE INGLÉS

     La timidez que la edad regala no me priva de disfrutar de algún que otro capricho de niño pijo.

     Sentado en la cafetería del hotel, haciendo tiempo hasta que comience el evento, me coloco en un lugar estratégico de este IRISH PUB que cobra casi 3€ por un té rojo y 6,20 por un pinta de MURPHY (Cerveza rica donde las haya). Pido al camarero un Capuchino y me lo sirve añadiendo la coletilla “Señor” a cada frase que me dirige. Yo, que ante situaciones así, suelo optar siempre por el plan “B”, hoy me siento fuerte, antojadizo, único… como dicen por aquí “superior!!!” y sigo el juego servil de este educado camarero.

     Pero, aunque la mona se vista de seda, sigo siendo yo; con mi misma imagen, con mis miedos, con el mismo dolor inexplicable en el empeine de mi pie derecho que, por otra parte, me hace ver lo afortunado que soy, ya que ante este dolor, puedo seguir caminando con mis zapatillas de deporte y no tengo que sufrir, encorsetado en unos hermosos zapatos opresores.

     Quiero ser así, aunque cambien las cosas del decorado de mi vida. Y, de vez en cuando, meterme en el disfraz del niño-bien que frecuenta, un día sí y otro también, un IRISH PUB como el que hoy me refugia.

     Sinceramente, es un sitio muy bonito, pero prefiero la terraza de la casa de mis amigos, allí todo es más sencillo, no se bebe Murphy, ni té rojo, ni tengo la sensación de ser nadie importante. Pero, es que además, puedo entrar descalzo.