Tras un largo día laboral, tan largo como los últimos millones de días laborales, decido, al llegar a casa, tentar a la suerte que se esconde bajo el boleto del Euromillones, que se propone a regalarme nada mas y nada menos que cien (100!!!!) millones de Euros. Cantidad suficiente como para acortar los días, sin duda.
Como presagio de mi éxito en el sorteo, me detuve en la pastelería y compré unos xuxos (de verdad, que no sé cómo se escribe) de esos de “2 x 1€” (el sábado podría comprar doscientos millones de xuxos!!!!!) y con ellos en una bandejita, muy bien envuelta, caminé hasta mi casa. Y fue allí, poco antes de tomar tierra en mi portal, que dos personas, un hombre y una mujer, se detuvieron ante mí.
Ella muy jovencita, con cara de empollona resabiada, con unas enormes gafas cuadradas, y unos ojos diminutos; él, algo mayor, pero no mucho más, con una corbata de todo a cien y un rizado tupé, a juego con su bigotito a lo actor porno; y ambos, con un montón de carpetas y libritos en sus brazos. Me miraron y el chico, sonriéndome, me dijo:
- Hola, disculpa, ¿dispones de tres minutos?
- Ni medio, lo siento.
- Entonces –insiste mostrándome un libro con la cara de Jesucristo sonriente en su portada- ¿no te quieres salvar?
Con semejante pregunta, no tuve más opción que sonreír a lo grande y responder:
- ¡Uf!, llegáis tarde. Yo ya estoy condenado –dije señalando el pecado que portaba en la bolsita de pastelería de barrio.
- ¿Qué pasa? –contraatacó el misionero- ¿No crees en el perdón?
- Amigo, creo y mucho –continuaba con mi amplia sonrisa, plena de ironía-, de hecho, llevo toda la tarde practicándolo.
- Bueno, me conformaré con eso –concluyó el chico-, y con tu cara de felicidad mirando esos pasteles.
- Los disfrutaré, descuida.
Como dice Fito, no tener que disimular es una de las ventajas de irse haciendo viejo. Por eso, no me resulta difícil vivir siempre al filo de casi todo. Efectivamente, esta tarde ha habido algún que otro perdón, sin disimulos, lo prometo. A cualquier persona que se acerca pidiendo comprensión hay que darle, al menos la oportunidad de explayarse, otra cosa es que te convenza después.
No voy a entrar en si me han convencido o no, queda para mí y mis adentros, lo que sí es cierto es que me he dado un motivo más para condenarme… “Perdono, pero no olvido” (ojalá algún día olvide, ojalá)
¡¡¡ME ENCANTAN LOS XUXOS!!!
está bien escrito "XUXO"
ResponderEliminarjajajaja, en mi tierra eso son "bambas de crema" y donde trabajo se llaman: "cubanitos"
ResponderEliminarCuando quieras quedamos para hablar de perdones, ¡¡DELANTE DE UNA BANDEJA DE XUXOS COMO ESA!!, y un cafelito de esa máquina tan chula que tienes.
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