Instinto Canino

     Aquí me tenéis, a esta edad… y me acabo de enamorar del perro  de la foto (del marrón, del que mira hacia arriba; el otro soy yo). Es un Bulldog Francés, cabezón, paticorto, y feo, feo, como él sólo… pero tiene tol´ arte!!!!

     Lo peor no es que me haya encaprichao con ese perro, lo malo es que, repentinamente (o yo que sé qué), me han entrado ganas de tener en mi casa un perrillo, que juegue con las niñas (y conmigo, yo es que soy muy juguetón,… uummmm); y todas esas cosas. Es verdad que el Buldog ese es “grande” para tenerlo en un piso, pero… ¿y un Pinscher Enano???

      Ya lo sé, ya lo sé; vivo en un piso; si el perro entra en mi casa, Ana me saca a mí después; hay que sacarlo a la calle al pipí y al popó, tienes que llevarlo al veterinario, es otro gasto más, qué haces con él si te vas de viaje,… y todas esas cosas…

…Pero es que se ha despertado en mí el instinto canino.

¿Será la Primavera?; ¿O la Paroxetina???