La semana de “retiro” espiritual y psíquico ya ha acabado. Mañana todo volverá a la normalidad, entendiendo por normalidad, la rutina del día a día. He podido vivir la gran experiencia de estar rodeado de corazones limpios, cosa que hoy en día no abunda. Una semana perfecta para darnos cuenta de que, poquito a poco, ya me voy pareciendo más al de antes (no sé si eso es bueno o no, pero lo prefiero)
Por temas del derecho a la privacidad a la imagen, no puedo (debo) colocar una foto de grupo completo, pero, por lo menos, puedo dejar esta, a modo de recuerdo, con mis dos capitanas de expedición, Sandra y Aurora, en plena “Chill Out Party” (lo mismo valemos pa un roto que pa un descosío). El desenfoque no obedece a ninguna corriente artística… sencillamente, está movida.
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