Los genios no deben morir

     Esta mañana, en el trabajo, tocaba cine, como cada martes. Y hoy, por ser el día que era, pues venía que ni pintada una película sobre música. Así que, porque es una maravilla (y porque no teníamos otra) hemos visto las, casi tres horas, de AMADEUS.

     Sigo diciendo que es una de las películas de mi vida, por muchas cosas: por su manera de contar la historia, por ser capaces de “dibujar” la música en el aire con sus explicaciones, por sus actores/actrices, por sus decorados, vestuario, maquillaje… Pero sobre todo, me gusta porque me hace pensar que, como diría mi compañero Sánchez, “lo mismo se muere un cura que una vaca”.

     La escena final, en el cementerio (no os la voy a contar, no sea que se la reviente a alguien que tenga interés en verla…) es, sencillamente sobrecogedora, mientras, de fondo suena el “Requiem”. Es impactante reconocer la vulgaridad de la sociedad (de la época que sea), capaz de ensalzar al payaso mayor del reino y, sin embargo, al verdadero genio, lo deja caer en “fosas comunes”.

     No tenemos que irnos a la Viena de la época de Mozart, basta con salir a la calle, ver la tele o escuchar la radio (por cierto, me estoy desenganchando de la radio a la par que del tabaco, son iguales de tóxicos uno que otro… fumes lo que fumes y oigas lo que oigas). La cantidad de horas que perdemos dedicadas a idiotas que se hacen famosos por nada o a gentuza que, dice trabajar, pero que solamente son rémoras para los demás.

     Si tenéis tiempo, os gusta, o, sencillamente, os atrevéis, ved esa película o escuchad un cd de su obra. Me vais a entender en cero coma… y sabréis de lo que os hablo.

     Mientras, ¡¡¡larga vida a los gilipollas que consiguen hacernos a los demás más gilipollas todavía!!!!

     Salud a tod@s