Noooooo; lo único es que, a falta de diez horas para volver al trabajo, ya siento ese “desconfort fenomenal, fenomenal” previo a los días de pellizco en la barriga. Hay pocos (muy, pero que muy pocos) motivos que animan este regreso laboral, después de dos meses de extraño descanso, y, quizá, ni siquiera esos escasos motivos animen a Morfeo a visitar mi cama esta noche. Estoy como Aute, presintiendo que tras la noche vendrá la noche más larga…
Tomemos la pasarela que nos cruce hasta el tedioso mundo de la rutina. “El Fin del Verano siempre es triste, aunque entre las mantas pueda hablar de amor…”
Regresemos al trabajo. MARAVILLOSO, MARAVILLOSO.
...aunque entre las mantas pueda hablar de amor…” Si tienes la suerte de contar con amor, tienes el 90% de fuerzas para aguantar el trabajo; el 10% restante te lo aportan esos seres que te necesitan y a los que sabes tratar tan bien...eso es lo realmente importante, lo demás, ya sabemos que esta época que nos ha tocado vivir deja mucho que desear cuando se trata de hablar de sensibilidad.
ResponderEliminar¡Ánimo! tienes una familia y unos amigos maravillosos; tienes un tesoro ¿acaso no te has dado cuenta?
Te dejo un beso.
Nos queda el orgullo de reconocer que trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar ...como les pasa a algunos.
ResponderEliminarMalditas rutinas...mira que intento darles esquinazo, pero no hay manera de despistarlas... en fin, que sea leve la vuelta al tajo!!
ResponderEliminarNo siempre es tan duro, hay veces que puede llegar a extrañarse pues es algo "propio" que no compartimos con nuestra familia, y después de todo el verano juntos...
ResponderEliminarFeliz regreso!
VOLVO, Cuanto tiempo!! Me alegra saber de tí!!. Este síndrome es habitual sobre todo cuando sabes que te enfrentas a una especie de monstruo con siete cabezas... pero bueno, ya le iremos cogiendo el truco. Un beso.
ResponderEliminarTESA, Gracias por pasarte por aquí. Sí, afortunadamente trabajamos para vivir, es toda una suerte...
TALLÓN, jajaja, las rutinas se saben ya los atajos, por eso no nos podemos escapar de ellas, las muy putas!!! En fin, gracias por tus animos, maestro, queremos mas imágenes tuyas!!
ResponderEliminarDANIEL, te juro que, hoy por hoy no extraño nada mi espacio de trabajo. Sí es verdad que tiene unos alicientes que no tienen otros trabajos (me dedico al mundo de la discapacidad), pero el halo que nos rodea nos cansa cada día más... es muy dificil de explicar. Un abrazo, gracias por pasarte por aqui.