La mañana del sábado arrancaba como todas las mañanas anteriores, con algo más de frío si cabe pues el cielo parecía que no quería terminar de despertarse. Pero al poco nos llegó la noticia de una nueva muerte, esta sin relacionarse con el virus. Se marchó Aute.
Es verdad que ya se había marchado de entre nosotros hace unos años, cuando aquel infarto, pero hoy ya ha decidido cumplir con la amenaza de su canción: "Ay, amor mío, qué terriblemente absurdo es estar vivo sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido. Sin tu latido."
Me parece incorrecto acordarse de unos y olvidarse de otros que se marchan, lo sé y admito mi error. Pero hoy estoy dispuesto a cumplir penitencia por mi descarada injusticia. Se ha ido la banda sonora de un montón de familias, padres e hijos que hemos compartido la cálida voz y la sensual manera de cantar de un poeta grande, vividor y chulo como pocos. Un genio que comenzó a marcharse en silencio y hoy, en soledad, ha decidido partir para siempre.
El resto de la jornada, evidentemente, carece de mención, al menos en este blog. Lo destacable del día me lo guardaré para mí pero como este consiste en compartir, pues comparto mi sentir.
Que pase ya todo esto. Es lo único que me viene hoy a la cabeza.
Salud para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ahora TÚ me cuentas